Primero. Tener una perra trae sus buenas ventajas. Tiene el don que toda mujer debería tener: NO HABLAR, entre otras cosas, como ser una excelente asesina serial de polillas y mosquitos que quieran atentar contra mi vida. Sin embargo, es todo un problema cuando entra en celo y le dan mas ganas de que le entren por atrás que a Marcelo Polino, porque cuando uno va caminando por la casa se te prende como koala y empieza a bombear como si quisiera sacarte agua por la rodilla, creyendo que así, podrá saciarse del único vicio que no mata ni engorda.
Segundo. En el primer control de alcoholemia que se hizo en Bariloche, más de la mitad de los conductores sometidos al control dieron un nivel por encima del permitido. Mencionando, que entre los conductores se encontraban taxistas, remiseros, alquimistas y Topollillo.
El jefe Gorgori de la Regional III de la policía dijo que “el índice es preocupante, y la primera intención es concientizar a la población sobre el tema”. Y creo que tiene razón. No puede ser que Bariloche tenga a más de la mitad de conductores borrachos y Adrogué no. Es injusto. Hay que hacer algo.
Tercero. Que tengo un blog y tengo que escribir algo:
ALGO.
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